lunes, 4 de agosto de 2008

"NO PODEMOS HACER NADA"

Debatiendo en una clase acerca de los derechos que tenemos como estudiantes y sobre cómo hacerlos cumplir, alguien mencionó una frase que llamó mi atención “no podemos hacer nada… ellos (los profesores y autoridades) tienen el sartén por el mango”.

Esta frase me llevó a pensar que en un aula de universidad no es el único lugar donde se plantea y de hecho se idealiza esta frase, está presente y terriblemente arraigada en la sociedad, y lo que escuché en clase fue únicamente un reflejo de ello.

Esta es la filosofía que miles de guatemaltecos y guatemaltecas comparten: “no podemos hacer nada”, se conforman con ser simples espectadores mientras sus derechos se violan ante sus ojos y las decisiones importantes que les involucran y afectan directa o indirectamente son tomadas por otros pocos.

Ahora bien, ¿Cómo hacer algo?. Para empezar, conocer los derechos, esto lleva a la siguiente pregunta ¿Quiénes los conocen?. En los colegios o escuelas se menciona de forma escueta los derechos que están presentes en la Constitución de la República, sin embargo, luego de unos meses nadie los recuerda, porque no se hace énfasis en ellos. Pregunto entonces: ¿los establecimientos de educación están comprometidos fielmente en formar ciudadanos o sólo profesionales?

Otra pregunta interesante es ¿Está la población guatemalteca interesada en conocer sus derechos y sobretodo exigirlos? Juzguen por ustedes mismos…

La población se ha mentalizado que su opinión no vale en la sociedad que conforma, carga en sus espaldas con gran sentimiento de inferioridad y hasta invisibilidad, posiblemente sin darse cuenta.

Varias organizaciones de la sociedad civil se acoplan para exigir derechos a las autoridades, no siempre son escuchados claro, pero su persistencia logra objetivos. Sin embargo, para muchas personas es más fácil dejar pasar por alto la violación a sus derechos, que involucrarse y recuperar su dignidad como persona y ciudadano.

Si se arrastra con esta frase (que se convierte en un modo de vida), estamos siendo sometidos y no estamos teniendo el valor de exigir lo que por derecho nos corresponde, no sólo como miembros de una sociedad, sino en todas las áreas de nuestra vida.

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